Él decide por fin vomitar las ideas, ella lo sabe y tranquilamente lo espera. Sin calma planea su fuga este preso. Ella no lo mira, no aguanta su aliento.
Ya llega el final, y van a encontrar en su corazón arena de desierto.
Perdida la calma, se pone muy serio, cunde el pánico y le invade un horrible miedo. Su boca cobarde pronuncia: te quiero, no te vayas nunca, no te vayas lejos.
Y ella echa a temblar, ella echa a temblar, ella Echa a temblar: Yo también te quiero.
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